NOCHE DE VINO TINTO de José Mª Nunes
Nunes comienza la presentación diciendo que “Noche de vino tinto” es una carta que él escribe a un posible remitente. Esta en tu mano que tú puedas o no quieras recibir dicha correspondencia.

Nada más empezar la película, no queda ninguna duda de que estamos asistiendo a todo un ejercicio de experimentación. Nunes bebe directamente de las fuentes de la Nouvelle Vague y construye una película a tiempo real sobre una noche donde los vasos se llenan de vino tinto para olvidar la pérdida de la persona amada. Casi sin elipsis, casi sin medios, Nunes conduce la película por cauces nada convencionales. No existe estética en “Noche de vino tinto” porque no existe casi ni película. Ahora entiendo la carta que Nunes pretende enviar. Cada uno de nosotros hemos tenido una (o varias) noche de vino tinto, deambulando sin interés, casi muertos o muertos del todo, fríos y herméticos. Son las noches donde sale el poeta, donde nada es convencional.

Como ciertas películas fuera de norma, como aquellos proyectos excéntricos o buscadores de cánones cinematográficos completamente distintos, esta película entusiasmará y horrorizará a partes iguales. No hay que buscar hermosos encuadres, ni una fotografía clara, grandes planos o un excelente guión. Es Nouvelle Vague español, y lo que ello implica. Su riesgo y sus torpezas.

Lo más llamativo de “Noche de vino tinto” es su excelente montaje que dota a toda la historia de una continuidad muy palpable. Y la mirada de Serena Vergano que es intensa y sacrificada.

Me molesta en exceso cuando su protagonista masculino se vuelve pomposo, poetizando sobre el universo y el tiempo. Y no me entusiasma ese doble cauce narrativo que emplea Nunes: los flashbacks con sus exparejas (y fotografía saturada) que van entrecruzándose junto a la historia en tiempo real. Pero Nunes sabe cerrar la historia, cuando el sol entorpece las sombras de la calle y ya nada, ni esa noche de vino tinto, parece tan real.

No hay comentarios: