A la muerte de su hermana Rosa, Tula lleva a vivir a su casa a su cuñado Ramiro y a sus dos sobrinos. La convivencia entre Tula y su cuñado se hace cada vez más difícil, debido a que un pretendiente de Tula quiere que Ramiro influya sobre ella y facilitar así la boda con su cuñada. Pero Ramiro se siente inclinado hacia Tula.
La filmación de esta película supuso la asumción de diversos riesgos para Picazo cuando afrontó, para su debut como realizador profesional, la adaptación fílmica de "La tía Tula", novela de Miguel de Unamuno, con la que logró una de las muestras más alabadas y con mayor éxito de crítica y público de los films que constituyeron el "nuevo cine español".
La filmación de esta película supuso la asumción de diversos riesgos para Picazo cuando afrontó, para su debut como realizador profesional, la adaptación fílmica de "La tía Tula", novela de Miguel de Unamuno, con la que logró una de las muestras más alabadas y con mayor éxito de crítica y público de los films que constituyeron el "nuevo cine español".
El primero era el propio texto adaptado, en la medida en que Unamuno no era en principio un autor especialmente grato al poder franquista. De todas formas, la propia "mala" fama de Unamuno se ofrecía con un intenso valor de cambio en la perspectiva de demostrar los valores aperturistas que acompañaban al despliegue del NCE. Nada mejor que la adaptación de un autor incómodo -aunque en realidad nada revolucionario, casi inofensivo a esas alturas-.
El segundo gran riesgo para Picazo consistía en llevar al terreno de sus intereses la obra original. El espíritu con que Unamuno afrontó la historia de esa mujer, Tula, que asume el cuidado de su cuñado Ramiro y de sus hijos a la muerte de sus hermana Rosa, era muy distinto del de Picazo interesado en clarificar las condiciones bajo las cuales se daba el conflicto de Tula, por un lado atraida sentimentalmente por su cuñado Ramiro y por otro su rechazo del sexo como manifestación de lo impuro y degradante, escondido por el supuesto respeto a la memoria de su hermana Rosa y el amor por sus sobrinos, lo que convierte a Tula una en su más firme carcelera, condenada a la soledad y a la pérdida del hombre que ama.
El tercer gran riesgo que asumía Picazo venía dado por la fundamental elección de la actriz que debía encarnar a Tula. Para ello recurrió a uno de los mayores mitos interpretativos de nuestro cine, ahora casi olvidada por todos, Aurora Bautista. Este último objetivo constituia a su vez un nuevo riesgo para Picazo, pués la actriz era conocida por su desmesuradas interpretaciones . Para evitarlo era importante -y el cineasta así lo consigue- manejarse con una minucia descriptiva indudable, ser capaz de situar a los personajes -no sólo los centrales, sino también los secundarios como José Mª Prada o Enriqueta Carbelleira, premiados por este film -en un clima ambiental perfectamente reconocible en sus elementos visuales y en su identidad psicológica y social. Y al mismo tiempo, rehuír la mera puesta en imágenes de un texto para intentar sublimar la historia mediante un estilo coherente y reconocible, todo lo cual consiguió en esta gran película que es La Tía Tula.
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