19 LOS SANTOS INOCENTES. De MARIO CAMUS
Los santos inocentes prolonga una experiencia de cine literario del director Mario Camus y al guionista José Luis Dibildos en la que se nos cuenta la historia de una familia de labriegos sometida, en un cortijo de caza de Extremadura, a la persistencia de las estructuras de dominación feudal de la sociedad rural española. La familia está compuesta por Paco el Bajo, su esposa Régula, sus hijos Nieves, Quirce y una niña catatónica y el hermano de la esposa, Azarías, un retardado que ha sido expulsado de una finca vecina luego de desempeñarse en ella por más de 60 años. Frente a ellos, y contra ellos, están los propietarios de la hacienda, la señora marquesa y su hijo es señorito Iván, y los administradores del predio, el estólido don Pedro y su fogosa esposa, doña Purita.
Los santos inocentes se divide en capítulos rotulados con el nombre de los personajes oprimidos, cada uno de los cuales narra un fragmento de la historia familiar en distintos espacios de tiempo. Esta falta de continuidad temporal puede introducir más de alguna confusión para amplios sectores del público, dado que el espectador tiende a creer que cada capítulo sucede temporalmente al anterior. En este caso no es así.
Fiel sólo en líneas generales a la novela en que se inspira, la película, además de los señalados desfases temporales, introduce algunos temas que en el libro no están. Valga decir que probablemente el filme sea un trabajo mucho más acabado que el de la novela, cuyas ideas, junto con escasas, suelen ser confusas.
Entre las dos ideas que la película desarrolla al margen de su base literaria, la oposición entre mundo urbano y rural posiblemente sea la más importante. Esa oposición está desplegada en torno al destino de los hijos de la familia protagónica –Nieves y Quirce- e induce a mirar el proceso de industrialización español como una instancia de emancipación social.
Otro de los aspectos interesantes del filme de Camus es su vocación esperpéntica, sa vocación alcanza su paroxismo en la composición de la figura de Azarías por parte del actor Francisco Rabal y en la complacencia de las imágenes con detalles monstruosos del mundo en el cual se desenvuelve la película.
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